POR: GRECIA SALAZAR BRAVO.

La edificación de la iglesia mayor de Cubagua, fue lenta, en realidad la primera iglesia era de paja y se quemó en los sucesos de 1520; fue edificada en unos solares que primero habían pertenecido a Andrés de Villacorta, quien se los vendió a la iglesia; era de una sola nave y a la entrada se ubicaba la pila bautismal.

 

 

 

En la Iglesia de Santiago se celebraron la mayoría de las asambleas de la ciudad a las que se llamaba con repiques de campana; los cubagüenses eran los encargados de subsidiar su construcción, la corona aportó 500 castellanos de oro según real cédula de 12 septiembre de 1528 porque los trabajos estaban paralizados debido a que no había dinero para la edificación; es decir que cuando se le otorga el título de ciudad a Nueva Cádiz, la iglesia no está terminada.

En 1532 se le confisca al pirata Diego de Ingenios la mercancía que había robado y se disponen 200 pesos para dos obras: la iglesia mayor y el hospital, este último nunca se construyó.
Según estableció Enrique Otte, en la cuenta del mayordomo de la iglesia en 1537, se habían gastado más de 3000 pesos en la edificación y no tenía ornamentos como lo expresa el rey en una comunicación en la que se da por enterado que no hay ornamentos ni libros, ni retablo; por lo que ordena que de todo el dinero y las perlas que se decomisen en Cubagua se le de al mayordomo de la iglesia de Santiago la cantidad de 100 pesos de oro para que compren lo que la iglesia necesite.
La iglesia de Santiago va a servir de refugio para fugitivos en varias ocasiones, en una de ellas se asila allí el gobernador Francisco Fajardo, quien se había visto incurso en una supuesta conspiración con los piratas franceses; pero tal vez el caso más famoso de un refugiado en la iglesia fue el ocurrido el 14 de diciembre de 1528, cuando Pedro de Barrionuevo, distinguido miembro de la sociedad cubagüense, sostiene una riña con el regidor Martín Alonso Alemán, a quien apuñala en la vía pública; luego huye y se esconde primero en el monasterio franciscano y luego en la iglesia, según consta en los papeles de su juicio; bajo la protección del vicario Francisco de Villacorta, de fray Andrés de Valdés y del sacerdote de la isla de Margarita Jerónimo de Quintanilla. Allí Barrionuevo se queda hasta el 26 de enero de 1529 cuando en la penumbra de la noche se fuga en un navío.

 

María Irene Kiss. Isla Margarita – Pescando Perlas 2 en Dibujos a tinta y lápiz para History Channel: Historia Secreta (de las capitales latinoamericanas).

 

El monasterio de San Francisco, por su parte, contaba con una superficie de cerca de mil metros cuadrados, ubicado a las afueras de la ciudad de Nueva Cádiz, recibió poca ayuda de la corona, sin embargo en 1537, le fue concedida la suma de 400 pesos por orden real, (esos 400 pesos los había destinado la reina al monasterio de Cumaná, pero no se construyó), y en esa misma ocasión se dispuso de cien mil maravedís para ayudar en la construcción del monasterio franciscano en Cubagua y uno que se esperaba edificar en Margarita.

Los nombres y las actividades de los franciscanos en Cubagua, no están reseñados en su totalidad en los anales de la época, aparentemente eran pocos, en 1532 se sabe que el vicario del monasterio era fray Agustín de Mayorga; también se menciona a fray Martín de Portillo y fray Antonio de Bilbao, quien pidió permiso para ir a predicar en la costa de Tierra Firme, por lo que la reina solicitó en 1531 a los oficiales de la isla de Cubagua, que lo acompañara una persona que supiera la lengua de los aborígenes, para que instruyera a los aborígenes en las cosas de la fe.
Enrique Otte nos menciona que algunos de los miembros principales de la ciudad estuvieron a cargo de los fondos de la iglesia y llegaron a ejercer cargos eclesiásticos, lo que nos demuestra que los cubagüenses eran muy celosos en todos sus asuntos y tenían poco sentido de pertenencia con San Juan o La Española.

Fotografía maqueta de Ciudad de Nueva Cádiz tomada del Museo Marino de Nueva Esparta – Grecia Salazar Bravo.

 

El monasterio contaba con una capilla, sala de reuniones, cocina, dormitorios, patio (posiblemente de esclavos) y tal vez un corral para animales y un huerto. Algunos de sus ornamentos se conservaron a lo largo de los años y hoy pueden admirarse en el Museo Nueva Cádiz de La Asunción y en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas; gracias a las expediciones de José María Cruxent, quien los desenterró del olvido. Hay varias gárgolas, pilares y el escudo de las llagas que representa a la orden franciscana.

En las excavaciones de Cubagua, se encontraron en la capilla enterramientos, suponemos de personas principales de la isla; también se descubrió una escalinata de piedras que llevaba a un campanario y un pedestal que se presume era para la imagen del santo; con mucha frecuencia los cubagüenses se reunían en la capilla del convento para rezar el rosario, también acogió a los perseguidos y contó siempre con el apoyo de los ciudadanos para su mantenimiento.
La tercera iglesia que se encontraba en Cubagua era el Oratorio de Notre Dame, tal y como aparece reseñada en un mapa de la época, que se encuentra en la Biblioteca Nacional de Francia. La Ermita estaba ubicada aproximadamente a un kilómetro de la ciudad, frente a la costa de Macanao, y según Enrique Otte fue el primer edificio público que se edificó en Cubagua, y es mencionada documentalmente por primera vez en 1526; también comenta Otte que en 1531 se realiza una junta general en Cubagua y el lugar escogido para hacerlo es la ermita de Nuestra Señora de la Concepción, (así la llama) y al año siguiente se efectúa otra junta allí mismo.