Escrito por: Dra. Grecia Salazar Bravo.

Individuo Correspondiente de la Academia Nacional de la Historia.

FUENTE: http://majocobe.blogspot.com/2008/10/cristbal-coln-y-huelva-espaa.html

Para regular la naciente y bulliciosa vida de Cubagua, los reyes dictaron gran cantidad
de Reales Cédulas y Ordenanzas, así como leyes especiales, que giraban en torno a la
situación de los esclavos buscadores de perlas, del comercio de las perlas con Europa, de la
organización política y económica.
En lo referente a la alimentación se dispuso que la miel, el aceite y el vinagre debían ser
revisados a su llegada a la isla, por los oficiales reales, para comprobar que no estuvieran
dañados por lo largo del viaje a América y se prohibía expresamente venderlos en mal
estado, con multas de tres pesos de oro si así lo hicieren.
Había una ordenanza muy específica en torno a la producción y venta de pan;
mencionaba que ninguna panadera podía hacer uso de la harina si ésta no había sido
revisada por los diputados y si así lo hicieren pagarían tres pesos de oro de multa.
Especificaba además que el pan debía sazonarse y cocinarse muy bien, que el pequeño
debía ser de ocho onzas y el grande de diez y seis onzas; si el pan quedaba malo debía
repartirse entre los pobres bajo la supervisión de los diputados.
La ordenanza también establecía que las panaderas debían tener una marca, esto nos
revela que en la ciudad deben haber existido varias personas dedicadas a la panadería, pero
en las fuentes históricas hasta ahora estudiadas, solamente es mencionada como panadera a
la señora Juana Díaz, y hay un registro que vivió en Cubagua a partir de 1526.
Sabemos que en Cubagua todo valía su peso en oro, y la harina importada de Sevilla no
era una excepción, según el profesor José Rafael Lovera, en su libro Historia de la
Alimentación en Venezuela: una pipa de trigo en España durante las primeras décadas del
siglo XVI valía 1.088 maravedíes, mientras que en los territorios de la actual Venezuela, se
cotizaba en 21.825 maravedíes, pudiendo notarse el gran incremento que se hacía de
España a Cubagua.

En relación con la importación de la harina, de los registros fiscales que aún se
conservan podemos extraer que en 1527 el precio de la harina en Cubagua era de 23 pesos
por pipa, casi el doble de lo que valía en La Española.
En 1528 la carabela «Santa María de Guadalupe» trajo 34 pipas de harina; la carabela
«San Lázaro», vino con 21 pipas de harina; en el inventario de bienes de la tienda de Martín
Alonso Alemán realizado en diciembre, se encuentran 391/2 pipas de harina y al año
siguiente el galeón «San Andrés», llegó con 33 pipas de harina y 150 quintales de bizcocho.
Sin embargo no siempre hicieron pan, porque o la harina llegaba dañada, o se acababa y
entonces comían cazabe, o como en algunos casos lo llamaban: el pan americano; por
ejemplo cuando pusieron preso a Pedro de Barrionuevo le decomisaron 500 cargas de pan
cazabí; que importaba desde la isla de la Mona, que fue por muchos años uno de los
grandes centros de producción de cazabe hacia Cubagua.
Tanta era la importancia del cazabe que naves enteras eran utilizadas para su
comercialización en Cubagua y Cumaná; por ejemplo en 1528 el mercader Rodrigo de
Sanlucar, contrató una embarcación y transportó 3.000 cargas de pan cazabe de San Juan
(Puerto Rico) a Cubagua, en dos viajes. Esta comercialización hace que la emperatriz
solicite en 1532 que le paguen un impuesto por el comercio del cazabe que se desarrollaba
en torno a Cubagua; en su defensa los cubagüeses expresan que: la isla es estéril y nos
mantenemos de maíz y casabe.
En conclusión no sabemos a ciencia cierta qué tipo de pan se hacía en Cubagua, ni
cuáles eran los ingredientes con los que los sazonaban; pero por las listas de las provisiones
que ingresaban a la isla podemos inferir que para el pan pudieron haber usado: alcaparras,
miel, pasas, almendras, clavos, ciruela pasas, nueces, canela, jamón, arrope, higo, aceitunas,
jengibre, dátiles, así como conserva de peras, membrillo y durazno.

FUENTE: http://iconosmedievales.blogspot.com.es